Aleix Moreno

Ya desde pequeño había en mí algo que me empujaba a intentar entender el mundo que me rodeaba, y a ayudar y a escuchar a los demás, así que probablemente desde entonces he ido gestando el psicoterapeuta que hay en mí. Seguramente a esto se le puede llamar vocación, aunque a mí me gusta verlo como una parte más de mi vida y no sólo como una cuestión profesional.

Todo esto me llevó a iniciar mis estudios universitarios en Psicología, momento en el que tuve la inmensa suerte de iniciar un proceso psicoterapéutico que no sólo me rescataría a nivel personal, sino que me acercaría a la visión del mundo desde una perspectiva Humanista.

Cuando terminé la carrera me dije a mí mismo: si quiero acompañar a las personas en sus procesos de psicoterapia, tengo que hacerlo creyendo en lo que hago. Y desde mi experiencia como paciente, decidí continuar mi formación realizando el máster en Psicoterapia

Integradora Humanista en el Instituto Erich Fromm. Este ha sido y es la base de mi formación y ejercicio profesional, pero también una manera de ver el mundo como persona.

Hoy me dedico a la psicoterapia acompañando a niños, adolescentes, a sus padres y a otros adultos en procesos individuales, y lo vivo como un privilegio.

Es el privilegio de poder acompañar a aquellas personas que te confían su historia, sus heridas, sus conflictos, pero también sus alegrías y sus éxitos.

Es el privilegio de vivir un intercambio en el que se mira cuál es el camino recorrido y se aprende a mirar y descubrir nuevos caminos y nuevas maneras de transitarlos.

El privilegio de ser con el otro y para el otro.